Relato Erótico: Amos y Esclavas

Relato erótico Bondage

Un mantel de cuadros y unos vasos pintados de flores amarillas no nos van a servir como decoración. Podemos pensar en unos cuantos decorados que nos sugieran un ambiente denso a la vez que tórrido y poco amigable.

Para eventos sexuales con mucha personalidad, además de tener en mente a qué juegos vamos a jugar, es indispensable situarnos en un escenario provocador y evocador. Los amos son una pareja de mediana edad cuyas aficiones por el sado y el masoquismo son tan comunes como hacer la compra cada semana, se divierten con pequeñas distracciones sexuales que son inofensivas pero llaman mucho la atención, o de lo contrario pierden parte de su atractivo.

Hay un sótano en la casa donde se acumulan unos cuantos muebles viejos y una mesa de bricolaje y sus herramientas. Es frío, con suelo de hormigón y paredes mal enyesadas. Te recorre un escalofrío al pensarlo. Pero hay una habitación en la casa que no se reformó nunca y perteneció  a la abuela paterna, muy religiosa y rica, que albergaba una pequeña capilla y un reclinatorio donde redimir sus inconfesables pecados a golpe de pecho. La habitación luce todavía papel pintado en las paredes con grandes medallones de estilo victoriano, está oscurecido por el tiempo y las espesas alfombras que cubren el suelo de madera envejecida hacen de la estancia un lugar poco confortable y lúgubre.

La cama tiene dosel de una tela gruesa y de tonos pardos a juego con la colcha. Tan sólo una manta rosa de pelo largo a modo de atributo de glamur, regala una mirada que hace respirar profundamente. Y para rematar el atrezo, una voluminosa lámpara de araña con cristales tintineantes, aporta una luz rotunda que se salvó eliminando algunas bombillas. En este escenario rancio pero de sobrio linaje, los amos reciben a su esclava.

Ella disfruta del juego tanto como los amos y los tres visten lencería de vinilo leather, escafandras en la cabeza y exhiben pequeños complementos y juguetes sexuales como consoladores, vibradores, esposas, bolas para la boca, un látigo suave y lubricantes. Y empiezan los juegos, todo muy impostado y de común acuerdo, sin duda para disfrutar de escenas que montan imitando a las películas porno bizarro, incluyendo un lenguaje más agresivo, mucho más explícito.

Este comportamiento teatral les identifica claramente como la esclava y sus dueños, sin duda están disfrutando del sexo que les gusta practicar. Las órdenes de los amos son obedecidas y la esclava no escapa a su suerte porque es la suerte que buscaba… ¿Te gustaría vivir una experiencia parecida?. Relato Erótico: Amos y Esclavas.

 

 

 

Escrito por vibrafaccion