Evolución de los masturbadores femeninos a lo largo de la historia

Bienvenidos al mundo de los masturbadores femeninos. El concepto de masturbador tal y como lo conocemos hoy nace con la idea del consolador. En el siglo XIX se pone de moda una técnica médica con fines terapéuticos para curar la histeria femenina. Esta denominada dolencia psíquica padecida únicamente por miembros del sector femenino de la población, se generaba en parte por un estrés fruto de la insatisfacción en el orden afectivo. Semejante diagnóstico basado en la psiquiatría de la época dejaba en muy mal lugar la salud mental de las mujeres. En determinadas clínicas psiquiátricas y ginecológicas de alto nivel que sólo podían pagarse la élite económica de Londres y París, las pacientes empezaron a experimentar unos tratamientos para paliar este mal de la mente femenina. Los especialistas usaron consoladores para masturbar a las pacientes aquejadas de semejante supuesta enfermedad. Son las primeras experiencias con masturbadores que se conocen con fines terapéuticos que se emplearon fuera del ámbito de la sexualidad como hoy lo conocemos.
Parece chocante y absolutamente impracticable que hoy en día en las consultas ginecológicas pudieran contemplarse tales prácticas, pero hay que tener en cuenta que se vio como un mal psíquico y no algo físico aunque su tratamiento fuese una masturbación en toda regla. Los masturbadores femeninos ya se conocían al margen de esta historia tan surrealista, el sexo es una actividad humana susceptible de proporcionar al hombre placeres que ha ido explorando con el tiempo. La evolución tecnológica, que no la histeria femenina ni el deseo de sentir morbo y placer, ha hecho que esos consoladores actualmente tengan altas prestaciones, diseños revolucionarios y en la gama de vibradores, las parejas pueden disfrutar de modelos tan novedosos como el huevo vibrador o la bala vibradora entre otros. Formas, texturas y colores, además de combinadas técnicas de masaje y vibración a control remoto, hacen las delicias de quienes son fans de estos juguetes eróticos.
Las mujeres reconocen el beneficio que proporciona un masturbador usado como potenciador del sexo en solitario o en pareja, pero si hay que considerar los fines terapéuticos del sexo, concluiremos que practicar sexo beneficia tanto a hombres como a mujeres. Y después de tener una sesión, se experimenta bienestar y alegría, consecuencias directas que podríamos denominar terapéuticas, pero igual sucede con el deporte y otras actividades lúdicas. Así pues, los masturbadores femeninos, como los específicos del hombre, cumplen la función de ser un juguete erótico que beneficia al sexo humano, no resuelve patologías.
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