Los amantes casuales fuera de la pareja

Tener un amante oculto de la pareja es tan atrayente como peligroso pueda resultar para quien lo vive. En la mayoría de los casos representa un aporte de peligrosidad, de morbo, de descarga de adrenalina y aunque resulte paradójico, ayuda a reforzar la propia relación. Por algo se ha dicho que el matrimonio más consolidado y duradero es el que está formado por tres personas…o más.
Pero igual que esta vertiente positiva convierte a muchas personas en más seguras con su vida familiar cuando, tras un encuentro con una tercera, comprueban que su pareja permanece a su lado y continúa el vínculo, los errores que puedan cometerse han de ser controlados. Los riesgos de ser descubierto por la pareja podrían ser letales y lo que era un chollo, convertirse en pesadilla.
Aunque tener amantes o ser infieles es algo que practican ambos sexos, socialmente hablando y por tradición secular, los hombres suelen ser más promiscuos y la razón es el sexo.
Y es que la razón de que un hombre sea infiel suele tener el origen en la necesidad de una dosis extra de sexo o por insatisfacción sexual con su pareja, mientras que este motivo sería secundario en las mujeres y ellas buscan amantes cuando pierden interés sentimental .
El sexo siempre es el factor de más peso en la búsqueda de aventuras con personas diferentes. El ritual de la conquista, el morbo que conlleva y procurarse un encuentro íntimo con alguien sin tener que dar explicaciones ni establecer ningún compromiso, es un desahogo, un descanso de la rutina y permite recargar pilas para seguir con la vida normal con mejor talante.
Esta actividad que nadie reconoce pero que es real en la sociedad que vivimos, hace que proliferen las páginas de contactos, los anuncios de contactos y por supuesto el sexo bajo pago, de manera que el mercado de la clandestinidad de las relaciones sentimentales es económicamente rentable y España lidera este mercado insólito.
Hombres y mujeres buscan por estos canales, además de los tradicionales como los lugares de trabajo y los locales de ocio, ocasiones para tener un encuentro íntimo en mayor o menor tiempo, casual o esporádico, pero que resuelva sus necesidades puntuales exponiéndose lo menos posible.
Quienes gustan de vivir la infidelidad como algo necesario en sus vidas, saben que se corren riesgos a partes iguales con la emoción y la satisfacción, así que aprenden a poner en marcha sus dotes interpretativas, procuran evitar prácticas sexuales de riesgo sin la protección necesaria y dedican un dinero extra por si el amante pide a cambio una cena, un regalo o directamente tiene un precio.
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