Así se denomina a un trastorno o disfunción sexual atribuible casi al 100% a la población femenina adulta, tanto en hombres como en mujeres. Se denomina anorgasmia cuando existe una imposibilidad reiterada de sentir orgasmo y las relaciones sexuales son normales y se realizan con la estimulación sexual necesaria para ser satisfactorias. Es una incapacidad recurrente para conseguir el culmen del placer en las relaciones sexuales.
Siempre que éstas se hayan llevado a cabo con preámbulos encaminados a producir la suficiente estimulación que favorezca la penetración y el orgasmo, el individuo se dice que está sano respecto de la capacidad para tener sexo pleno. Aunque no es imprescindible que exista penetración para sentir orgasmo, la anorgasmia se cataloga como problema cuando ésta, además de permanecer presente en las prácticas amatorias, va unida al dolor, la falta de lubricidad y consiguiente rechazo.
Existe una variada tipología de anorgasmias dependiendo de cómo y cuándo se produce en la vida del individuo, generalmente asociada una vez a más al sector femenino. Y la idea de que el origen de sus causas suele ser psicológica es mucho más alta que de índole puramente física, nos lleva a repasar de nuevo el largo historial de tabúes y retraso informativo que desde siempre las mujeres han tenido frente a sus parejas masculinas.
A pesar del la gran revolución sexual que las mujeres han ido protagonizando en las últimas décadas, aún podemos seguir hablando de anorgasmia como un problema puntual cuyo tratamiento a veces está en pasar por la consulta sexológica que más tiene que ver con lo psicológico que con una disfunción física.
A menudo son trastornos intermitentes que tienen una solución y tratamiento terapéutico que disipe miedos, tabúes y reencaminen la mente a estados positivos donde encontrar un lugar al placer sexual. Ser anorgásmica no parece un asunto perenne en la vida, más bien se muestra como pequeños problemas puntuales que afectan a las personas y que desaparecen cuando las causas psicológicas también remiten.
La anorgasmia absoluta, es decir, ni se la conoce ni se la espera, es casi desconocida puesto que el individuo se afana en encontrar soluciones para conseguir su premio al placer. La mujer sabe que tiene derecho al orgasmo al igual que su pareja y ser anorgásmica no es el adjetivo que más le motive a ninguna fémina.
Como en todas las patologías sexuales, realizar una consulta médica con un especialista en la materia es la mejor opción, antes de intentar tomar remedios propios.