Practicar sexo durante el embarazo de las mujeres es posible e incluso recomendable por los expertos, debido a que el nivel de excitación que se produce en la pareja es todavía superior al de los encuentros sexuales normales, un hecho que deriva por parte masculina del sentimiento de morbo que produce ver a su pareja en estado, mientras que por parte de la mujer, los niveles de excitación están por las nubes, aumentando mucho su apetito sexual y la calidad de sus orgasmos. Con todo, cabe destacar que no todas las posturas son recomendables durante el embarazo, sobre todo cuando más avanzado se encuentre, por lo que a continuación te presentamos las mejores posiciones para practicar el amor durante este período.
Como durante el período de lactancia el mayor inconveniente suele ser el tamaño del feto, las mejores posturas para practicar el sexo suelen ser las laterales. En este sentido, en primer lugar una de las más repetidas y satisfactorias es la lateral cara a cara. En ella la mujer se coloca de lado, apoyando su espalda sobre el suelo para que pueda ver la cara de su pareja. Esta, se sitúa también de lado para iniciar la penetración de un modo inclinado, provocando un gran placer y sobre todo pudiendo tocar a la vez el feto con el placer que ello conlleva.
Así mismo, otra posición perfecta es el misionero pero adaptado a las personas embarazadas. En concreto, en esta postura la mujer se coloca tumbada de cara a su pareja con las piernas en alto, mientras que el hombre se arrodilla ante ella e inicia la penetración pero sin que su cuerpo entre en contacto con la barriga de la mujer, convirtiéndose en una posición muy sexual.
Además, si lo que se quiere es que la mujer coja el mando, se puede optar por colocar al hombre totalmente tumbado sobre la cama y siendo la mujer la que se coloque encima de él controlando los tiempos y la intensidad del coito. Por otra parte, otras posturas muy excitantes con las que la mujer tiene total libertad son por ejemplo en las que el hombre se sienta cómodamente sobre una silla o mecedora y la mujer se coloca de espaldas a él y se sienta encima, también provocando que sea ella la que controle el cómo y el ritmo de penetración.
Finalmente, la postura por excelencia, y sobre todo para las mujeres en sus primeros meses de embarazos, es la que consiste en que la mujer si sitúa a cuatro patas y el hombre la penetra por detrás, aumentando exponencialmente el placer de los dos.