¿Por qué algunas posturas de las que todo el mundo habla que son magníficas en el sexo resultan ser molestas en ocasiones? Por ejemplo, la famosa postura del perrito, la que la mayoría de los hombres no pueden dejar de practicar con verdadera pasión.
El motivo por el que a veces fastidia tanto esta postura a las mujeres es porque cuando hay mucha diferencia de altura entre el hombre y la mujer, al apoyarse en 4 puntos la mujer mientras el hombre hace la penetración, se produce un desbalance de las pelvis. La suya queda mucho más elevada y el contacto del pene consigue empujar el colon, no la pared vaginal donde encontraría el Punto G y sería placentero hasta conseguir un orgasmo femenino. Aquí sería indicado colocar cojines en las rodillas de la mujer para igualar las pelvis.
El sexo oral de ellos hacia ellas. En muchos casos la fricción, la presión o ambas prácticas juntas, consiguen irritar el órgano femenino hasta convertirlo en una tortura. Los hombres que se aplican con semejante saña a la hora de hacerle sexo oral a su chica se olvidan de que la piel del clítoris es muy delicada y no soporta frotes tan enérgicos. Y no digamos si tienen algo de barba, ya entonces se convierte en dolor insoportable y muy lejos de sentir placer, puede llegarse a aborrecer. Para todos estos hombres que no tienen en cuenta esto, sepan que la lengua es lo más indicado, no toda su boca hasta la barbilla.
Enlazando con el tema fricción, hay hombres que pretenden estimular la vulva y la vagina a base de movimientos rápidos y enérgicos con la mano, cosa que resulta molesta incluso desde el principio en que se produce, no digamos si ella no dice nada y aguanta hasta decir basta. No es necesario, es mejor explorar con los dedos, con los labios o la lengua, pero la energía vertida con todos los dedos juntos frotando la vulva, llega a producir el efecto contrario al pretendido.
Para evitar sentir molestias, lo mejor es indicar a la pareja que cambie estas prácticas, suave y delicadamente a ser posible. O de seguir así, el rechazo que suscita ante el sexo estaría causado por una falta de comunicación además de unas praxis poco placenteras. Callarse es peor que decirlo, pero mira cómo lo dices y observa cómo lo cambia, todo irá a mejor.