De repente nos ponemos a imaginar los momentos más idóneos por los que una mujer a su vez conecta con su imaginación erótica. Esa parte de sus pensamientos que le hacen sentir unos grados más de temperatura en su cuerpo, un poco más de aceleración en su respiración y una incipiente humedad genital.
Comprarse lencería sexy y al mirarse en el espejo comienza a gustarse a sí misma tanto, que piensa en lo mucho que provocará a su pareja si la viese en ese preciso instante. Y lo que, consecuentemente, ocurriría de tenerlo a su lado. Entonces no puede evitar tocarse y excitarse con el pensamiento y sus manos. Puede que no continúe hasta el final, que es lo más probable, pero la excitación llegó y estuvo bien que así fuera.
Declaran algunas mujeres que su ropa interior, incluso sus tejanos, son capaces de provocarles excitación sexual. Un movimiento inesperado que provoca un roce puede hacerles vibrar la fibra erótica y sentir ese calor genital intenso que reconocen como placer sexual.
Otras no pueden evitar encerrarse unos minutos en el baño de su oficina para calmar el ardor uterino que no les deja concentrarse en su trabajo. Si les viene a la mente un recuerdo de la noche anterior en la que tuvieron sexo o han empezado recientemente una actividad sexual intensa, es fácil que las imágenes estén siempre presentes en su mente y se apoderen de su “yo consciente”.
Ver una película con escenas eróticas, leer una novela donde se narran episodios sexuales o acudir a un gimnasio y estar rodeada de cuerpos del otro sexo, también son causas por las que salir discretamente al baño y regalarse unos momentos de autoplacer para aplacar la fantasía que se desarrolla sin control en la mente.
Viajar en solitario y sentirse relajada en la habitación de hotel, bien sea después de una sesión de spa en el propio baño y sintiendo que es un momento de intimidad y soledad absoluta. Si es de las que lleva consigo un kit de masaje o un kit de juguetes eróticos de viaje, pondrá manos a la obra.
Pero si está sola en casa, se irá a su dormitorio a retozar entre las sábanas. Si es de las que tiene una colección de vibradores, elegirá el que más le gusta y pasará a la acción. Incluso las bolas chinas harán que ésta llegue al orgasmo si las usa primero y después un vibrador.