Al igual que las peluqueras se ejercitan con bustos y pelucas para aprender a componer estilismos con el cabello, y los tatuadores hacen sus ensayos en la piel de cerdo, para aprender a realizar sexo oral con cierta sabiduría si no se tiene, se utilizan los juguetes eróticos que vengan al caso.
No es que lo digamos aquí, es que muchos sexólogos realizan terapias de iniciación o de corrección de incidencias en el sexo, tanto en hombres como en mujeres, con la ayuda de juguetes eróticos como herramientas útiles y recomendables.
Hay mujeres que jamás han experimentado un orgasmo y llegan a una edad adulta relativamente madura, se dan cuenta a los 30 por ejemplo de que nunca lo tuvieron, con el problema no resuelto. Como no sintieron nunca ese placer del que tanto se oye hablar, ellas finalmente acuden a la consulta de un especialista. Y ésta les recomienda explorarse y adquirir un consolador, un vibrador o unas bolas chinas. Incluso en ocasiones la terapia se lleva a cabo por el propio especialista.
Lo que nunca se atrevieron a comprar por cierto sentido del pudor o por tabú, se lo prescribe el sexólogo.
Digamos que, aunque parezca mentira, hay personas que no resuelven estos desajustes en su propia sexualidad, con sus parejas. Y prefieren hacer de todo cuanto esté en su mano al margen de ésta porque lo considera más adecuado. Como el que acude a un médico por un resfriado y no se toma una tisana con miel en su lugar.
Otra opción, y hay escuelas para ello que lo enseñan, es acudir a ellas o comprarse un consolador con base plana para hacer ejercicios de cómo hacer una masturbación a un hombre, tanto con las manos como con la boca. Esto está indicado para mujeres que sienten inseguridad o quieren impresionar definitivamente a su pareja con una actuación magistral. Que las hay.
Las bolas chinas. Este magnífico juguete erótico es capaz de hacer tocar el cielo a cualquier mujer, pero su utilización requiere algo de paciencia, mucha disposición al relax y al disfrute del placer sexual de la masturbación femenina. Y a veces no se tienen las tres cosas. Hay que tomarse este juguete erótico con más actitud que el resto porque si no se ejercitan los músculos vaginales, no cumplen su papel completo. La inserción y la extracción son placenteras pero la sorpresa está dentro, como en esos huevos de chocolate que los niños adoran.