Seducción Femenina: «Armas de Mujer»

Con este rotundo título cinematográfico triunfaba en las pantallas Melani Griffith allà por el final de los 80 y quedaba más que claro que las mujeres tienen armas y son armas de seducción.
La seducción puede llegar a ser un arte, es una habilidad que muchos tienen y otros no pero se puede aprender. Sin embargo las mujeres tienen esta habilidad innata más desarrollada o se incrementa a lo largo de la vida por una educación que les encamina a estar lindas exteriormente, a gustarse y a gustar.
El verbo seducir se conjuga y hay gestos seductores, palabras, miradas, formas de caminar, de vestirse y de hablar. En definitiva, de establecer una comunicación con el sexo opuesto o el propio, pero en ello va implícita la conquista y la rendición por parte de la otra persona. Por eso se dice rendirse a los encantos de alguien, ya que cualquier acto de seducción desarma al otro y lo convierte en víctima mientras dura el encantamiento, esa pócima de dulce veneno invisible que todos persiguen y muchos temen.
El arma más poderosa de seducción de una mujer lo descubre ella misma apenas en la adolescencia, ya sea cualquier parte de su anatomía externa que la hace irresistible y va potenciando hasta comprobar que sus ojos, su pelo, sus senos abundantes o sus caderas pomposas son el reclamo perfecto para el sexo opuesto.
Si todo ello va unido en la misma mujer, no dudará en utilizar tanta buena naturaleza en conseguir sus objetivos de seducción. Y en lo que se refiere al sexo, no es que lo tenga fácil, es que no le faltaràn pretendientes nunca. Otra cosa que jamás le abandonará es la envidia de sus amigas, compañeras de trabajo y ajenas del sexo femenino, no podrá confiar en nadie que no sea su propia madre o hermana y en ocasiones sólo en la madre que le trajo al mundo.
Y no sólo hay seducción en un cuerpo armoniosamente bello y bien acicalado, también en la inteligencia combinada con la formación y la educación. Pero, no nos engañemos, esto último contenido en un físico poco agraciado sirve de poco o nada. Para seducir hay que tener al menos, una buena combinación de dotes físicos e intelectuales que no sólo conmuevan sino resistan y perduren en el tiempo.
Pero seamos frívolos y un toque de seducción llevado por la belleza estética, arrebata pasiones a cualquiera y lo que menos pensamos es en que perdure. Aquí te seduzco y aquí te tengo a mis pies, lo demás es pura liturgia y ficción.
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