¿Éxito en la cama con tu pareja? El fantasmeo en el sexo.

Y esto nos puede ocurrir a todos, ya que ¿a quién no se le ha ocurrido fanfarronear aunque sea una micra sobre su buen desempeño en la cama?. Sin embargo, hay algunas actitudes que están mejor lejos del lugar donde estamos teniendo sexo. O se corre el peligro de malograr el encuentro por muy bien que empezara.
Una de ellas es hacer alarde, fantasmear y posicionarse como el mejor o la mejor en esos momentos, y no te hace quedar bien. Ser un hombre o mujer fatal puede ser contraproducente, pero aún así hay quien no puede remediarlo y lo repite a cada oportunidad.
Respetar los gustos del otro, su ritmo o sus reticencias es algo a tener en cuenta. Si hay algo molesto es insistir o afear una conducta al otro si esta persona no responde a nuestras peticiones. El sexo es algo consentido, en caso de no tener un consenso fluido, mejor pasar a otra idea que sea mejor recibida y así todo será más positivo. Siempre puede haber una segunda vez si se ha tenido consideración.
Los complejos hay que dejarlos junto con la ropa, es decir, aparte. Porque mucha gente, sobre todo las mujeres, cuando se aligeran de ropa y se quedan desnudas, empiezan a sentir complejos sobre su cuerpo que la mayoría de ocasiones no son fundados pero les arruina su capacidad de disfrute. Hay que pensar que si la otra persona está su lado es porque todo va bien y tener tres lunares, estar blanca como una sepia o lucir unos pezones grandes o pequeños, no es de vital importancia.
Y mejor dejar apagado el móvil, en otra sala o ser inmune a las llamadas en momentos donde cogerlo supone un corte de intimidad y hasta de digestión. Aunque parece mentira, muchas personas interrumpen un instante tan delicado y preciso como es estar haciendo sexo y buscar el móvil con desesperación. Los peores, los que contestan hasta a sus madres.
Los hay incluso que no sólo contestan la llamada, sino que se visten y se van. Todo el mundo puede comprender una llamada del jefe, pero si estás en horas de trabajo, no te pongas a tener intimidad, te ahorrarás un corte de actividad y una posible pareja dispuesta a repetir.
No es que haya que terminar con café y pastas, pero estas escapadas se saldan con el consiguiente plantón, la desconsideración y cierta vis cómica no exenta de patetismo para quien se queda con tres cuartos de narices.
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