Los besos en clave de pasión. Relaciones de pareja.

Besos Relaciones Parejas

Es la filematología o ciencia que estudia los besos. Pero sin embargo en países como Indonesia les debe resultar imposible dar resultados fiables porque dar besos en público supone una multa descomunal. Cosas de la moralidad.

Ya al margen de las curiosidades, se entiende que a mucha gente le resulta complicado no besar mientras realiza un coito. Pero evitar los besos en esos momentos llega a ser imposible porque sale de manera espontánea y natural.

Pero tampoco durante la penetración se llevan a cabo besos con lengua tan profundos y cargados de fortaleza, que dejen sin resuello a ninguno de los dos.

Sin embargo, los besos de los preliminares pueden ser apoteósicos, enérgicos o tan envolventes, que llegan a hacer perder la cabeza y la estabilidad sobre los pies a cualquiera mientras el pulso y los latidos del corazón parecen estallar. Son besos con carga explosiva directa para que la libido haga su aparición más salvaje y se lleve todo por delante.

Muchas personas han nacido para besar. Otras por el contrario, deben aprender o esforzarse por aportar a los besos la carga erótica que se necesita y alejarse de dañar a sus parejas con demasiada presión, roce de los dientes o excesiva fuerza con su lengua.

La voracidad sexual pasa por los besos dados con la lengua y los labios encendidos de pasión. Alternar movimientos menos contundentes con otros más sensuales y suaves sin que lleguen a ser livianos o insignificantes es la clave del éxito para componer escenas in crescendo.

Las bocas que se buscan y logran los más ardientes besos de pasión suelen buscar más lugares donde y cómo besar. El cuello, las orejas, la barbilla y vuelta a la boca que espera casi sin respiración es el comienzo de muchos encuentros sexuales que terminan en un rotundo clímax.

Pero los dientes no forman parte del beso. Se usan por separado para morder con moderación y si no proporcionan placer a la otra persona, hay que abandonar el detalle, por mucho que sea irrefrenable el deseo de mordisquear.

Los humanos somos los únicos que nos besamos con lengua y con un propósito sexual. Y algunas personas aseguran haber salido corriendo cuando han experimentado este primer lance del deseo. Bien porque nunca lo buscaron o porque el que lo daba no estaba dotado para suscitar placer.

Y cuando el cine muestra escenas donde el beso es un claro protagonista, el espectador siente un vuelco en el corazón o un mariposeo en el estómago que le hace revolverse en el asiento.

 

Escrito por vibrafaccion