¿Qué clase de strapon me compro? El arnés erótico.

Pues vaya tribulación. Y no es que las dudas asalten sólo a los heteros por el mero hecho de encontrarse ante un capricho más que ante una necesidad. Los arneses o strap-on consiguen materializar acciones sexuales tan variadas en parejas de toda condición, que por eso se impone probar unos cuantos para establecer una comparativa y elegir el más adecuado en cada ocasión.

Para quienes estén decididos a incorporar nuevas prácticas en su vida íntima y valoren todo tipo de apuestas en lo que a juguetes eróticos se refiere, el strap-on va un poco más allá que un consolador, un vibrador, un plug anal o incluso unos estimuladores.

Que no se olvide nadie de que los adultos ya hemos dejado de jugar como niños pero aún nos quedan los juegos sexuales o prohibidos como nos gusta decir aquí.! Y menudo juego con el strap-on!! Para los que ya están adaptados al sexo anal es un toque de dominación interesante y para las mujeres lesbianas ya está bastante comprendido el uso, así que sólo falta animarse a jugar con arnés y experimentar una vez más.

Huelga decir que pueden usarlo tanto hombres como mujeres y que una vez dispuestos a elegir el primero, se abre un abanico de posibilidades. Por ejemplo:

El clásico arnés con sujeción que lleva incorporado  el falo de silicona o gelatina. Es el más conocido y legendario que se ideó con el objetivo de satisfacer el uso lésbico aportando un coito con penetración y manteniendo el rol masculino en una de las mujeres.

Un strap-on para mujeres sin complejos o más bien que no deja ningún cabo suelto en lo que a placer se refiere, son los que no llevan sujeción alguna y se usan con la pericia suficiente como para llevar un apéndice en el ano y el falo donde la pareja crea conveniente.

O el arnés que lleva sujeción al que se le pueden intercambiar los consoladores o los vibradores. Es el más versátil porque permite variar de sustituto de pene.

Y luego ya tenemos el que incorpora un falo hueco y que está destinado a los hombres, porque introducen su miembro y al mismo tiempo ejercen su especial fantasía de dominar a la pareja. Incluso aumentan el tamaño del miembro, otro de los motivos por los que son atractivos y hacen furor.