Despidiendo la soltería con juguetes y complementos eróticos

Fiestas de despedidas de solteras al poder. Son las excusas perfectas para desbarrar, salir un fin de semana completo, hacer planes estrambóticos, viajar en globo, en limusina y comprar todo el repertorio de disfraces y complementos en el sexshop online “como si no hubiera infierno”.
Porque al fin y al cabo, dejar la soltería no es “moco de pavo” ni una muñeco hinchable se la pides a los Reyes Magos o a Papá Noel. No. Lo exiges en la despedida de soltera de tu mejor amiga o en la tuya propia, que para eso es el día de la soltera, en cuyo caso sus enloquecidas amigas ya están eligiendo el muñeco hinchable sobre el que van a colgar sus abrigos cuando entren por la puerta de la fiesta de despedida que habéis organizado.
Poner un tótem dorado con forma fálica en una entrada es una invitación a disfrutar de una fiesta que es inconfundible: la despedida de soltera de una futura casada (o emparejada). Y contra eso no hay nada que decir, ni que hay prejuicios, ni que hay provocación ni tampoco mal gusto. Es, sencillamente, la despedida de soltera de fulanito y vamos a pasarlo bien.
Y es que quitarle todo halo de intimidad al sexo y sacarlo de sus habitaciones para exponerle con humor y desparpajo es lo que hace de una despedida de soltera una fiesta atrevida, descarada y arrolladora en cuanto a alusiones eróticas. Y dejando la vergüenza a un lado, que ni está ni se le espera en una despedida de soltera.
Bandas, baberos, biberones, las 3B que no deben faltar, son algunos de los complementos irrenunciables. Ni tampoco los disfraces de las temáticas más clásicas pero no por ello menos esperadas, así como delantales eróticos que dejan todo al descubierto incluyendo el sexo pero expuesto en fotografía. Para ellos, los genitales masculinos grotescamente dibujados y para ellas los pechos cuanto menos reales, mejor.
Si ellas aman salir en grupo a cenar vestidas de conejitas playboy con banda incluida, o con guirnaldas de hawaianas con antenas de penes de colores, nadie piensa que son congresistas de un simposio de veterinarios. Todo el mundo sabe que una de ellas se casa.
Porque no se trata de excitar sino de estimular la risa, la sonrisa y el desenfado, crear un ambiente lo más animado posible donde el sexo está presente pero sin drama, más bien como un tema jocoso que invita a disfrutar de los instintos primarios pero controlados. Y todos tan felices.
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