Evolución del sexo en los últimos 10 años

Esta frase resume una nueva manera de concebir el sexo. O mejor dicho, de no darle importancia. ¿Qué importancia tiene? Pues la que le queramos dar nosotros…

Pero nos vamos a explicar. Se van extendiendo los rumores, y corren como la pólvora, sobre cómo las nuevas prácticas sexuales en los últimos 10 años se han mutado radicalmente. Hasta el punto de que la tan ya extendida práctica del sexo oral se termina reduciendo a un mero contacto sin relevancia o importancia entre ambos sexos. Que en ámbitos de población tal como es la juventud, se está utilizando para llevar virgen ¿al matrimonio? Ahí lo dejamos…

Esto nos impacta de manera chocante. Pero teniendo en cuenta que el Presidente Bill Clinton escandalizó al mundo con su clamorosa dependencia de las habilidades orales de la ínclita becaria Lewinsky y fue el pistoletazo de salida en dicha moda erótica, pues nos tenemos que dar un puntito en la boca y seguir a lo nuestro.

Que las generaciones que siguen a la juventud más recién estrenada no esté pensando en que si matrimonios o si divorcios (que también entran en el lote tratándose de estados civiles), sí que incide en la tarea de sofisticar el sexo oral. ¿Cómo? Pues con todos los estimulantes que podemos utilizar para hacer de esta práctica una de las panaceas del placer, en sí mismo y como antesala del coito.

Y además, ¿es que hay que decir que acaso es molesto, desagradable o incómodo para la mayoría? La respuesta es no.

Entras al sexshop online y te encuentras con que hay vibradores lengua, por ejemplo, entre el repertorio de juguetes eróticos para el sexo oral. Y entonces piensas en que eso que tanto te gusta lo puedes mejorar aún más. Y es cuando por fin entiendes el significado de las mareas, el influjo de la luna y te da exactamente igual que la Tierra sea redonda o plana porque tu cabeza dá vueltas enloquecida cuando practicas sexo oral con alguno de estos juguetitos.

Geles o lipsticks de uso tópico para el sexo oral contribuyen, con su toque de aumento de la excitación al contacto, encumbrar en un pedestal este ritual erótico al tiempo que eliminan los posibles reparos ante el contacto oral-genital propios de esta práctica. Con sus aromas y sabores eliminan todas las barreras previas si las hubiera, por lo que ahora menos que nunca existen excusas para hacerle ascos al sexo oral.