Si los momentos de intimidad a la carta pudieran hacerse realidad siempre, no habría problemática alguna entre los miembros de la pareja. Pero como las fantasías no se cumplen a todas horas y se quedan prisioneras en la mente, un juguete sexual especial para hombres se hace cargo de materializarlas.
Son las llamadas muñecas hinchables, uno de los más clásicos y legendarios juguetes eróticos capaces de excitar una libido por encima de sus cotas habituales. Mudas, sumisas y serviciales, la trilogía perfecta que el sexo con la pareja no hace realidad ni en una ni en las tres opciones en la gran mayoría de casos por no decir en ninguno.
Siempre sonrientes o siempre dispuestas. Vestidas o en cueros, como prefiera el consumidor. O elegir entre un repertorio de morenas, pelirojas o rubias, con melena o con temática incluida, tipo enfermera, profesora o bailarina de striptease. Todas se guardan en un cajón a la espera de ser requeridas. Disponibilidad total sin traba ninguna porque para ello carecen de voluntad y se someten a la de su dueño.
Las hay completas o por partes, a gusto del consumidor que para eso tiene sus preferencias. Sinceramente, sexo a la carta sin rechistar es una verdadera tentación para los hombres y eso hay que valorárselo a los fabricantes, desde hace décadas empeñados en mejorarse dia a dia con estos juguetes eróticos de lo más morboso y excitante.
Y cuidado que enganchan. Pero eso ocurre con todos los juguetes eróticos, que no es que nos funcionen en la cama, es que funcionan también en la mente que para eso el sexo es pura imaginación.
En el caso de las muñecas hinchables además es pura sumisión y dominación, así que todo se incrementa exponencialmente en cuanto a morbo se refiere. Posturas incluidas, estas dispuestas damas de silicona nunca serán esquivas ni pondrán excusa alguna, como tampoco despertarán a los vecinos por gemido alguno. Son, sin lugar a dudas, el mejor antídoto contra el aburrimiento y la mejor compañía con la que no hace falta quedar bien.
Eso sí, si una muñeca hinchable llega a ser descubierta por una pareja femenina, su reacción ante tal descubrimiento puede ser algo más que negativa si le falta el sentido del humor y le sobra incomprensión en semejante escena. ¿Pero quién habla de comprensión en asuntos de sexo? No parecen términos ni compatibles ni relacionados, al menos en primera instancia.