Lo primero que uno se plantea es ¿por qué a la gente le atrae el sexo anal?
Empecemos por decir que el ano tiene un tono muscular muy diferente al que tiene la vagina, de manera que la penetración se siente de manera más intensa al ofrecer más resistencia. La sensibilidad del contacto anal se ve también afectada por la cantidad de vasos sanguíneos y capilaridad que ofrece la región perianal, por lo que el coito anal proporciona sensaciones diferentes y placenteras que la gente no quiere perderse.
Pero si la vagina se lubrica habitualmente de manera espontánea con la excitación sexual, no ocurre lo mismo con el ano. El líquido preseminal del pene no es suficiente para lubricar la zona antes de realizar la penetración, por lo que se hace imprescindible usar lubricante extra para facilitar la acción y que ésta no sea dolorosa en extremo.
Recordemos que el esfínter está apretado antes de haber tenido sexo en la zona y que hay que relajarlo para evitar molestias indeseadas. Con el lubricante se realiza un masaje suave el tiempo que sea necesario pero también existen los relajantes anales específicos para este primer paso, que no debe saltarse nadie la primera vez si no se quiere fracasar rotundamente. Poco a poco se produce la dilatación del orificio y así este juego habrá servido para preparar la zona a la penetración.
Algo de lubricante en el interior introducido con un dedo va ejerciendo acción de apertura, así que conviene continuar con este paso. Entre diez y doce minutos anda este juego o lo que la pareja estime como placentero y no un viacrucis en ningún caso.
Lógicamente, la persona que va a recibir el sexo anal tiene que estar de acuerdo. Si por alguna razón estos pasos le van incomodando, no lo va a disfrutar, por lo que es mejor abandonar la tarea para otro momento en que quizá esté más receptiva o lo haya ido asimilando tanto mental como físicamente.
Pero si los pasos anteriores van bien, es el momento de que el pene esté en completa erección o, si se va a usar un dildo o plug anal, éste sea embadurnado de lubricante para ser introducido. Siempre con delicadeza e intentando que el juego cree placer en ambos. Si es una pareja hetero, la postura puede ser la del perrito o sentándose la mujer sobre el hombre que está a su vez también sentado.