No es que te castiguen sin postre si no las cumples pero en realidad les importa bastante poco o casi nada:
1.-Si resulta que llegáis a un encuentro íntimo de esos que surgen espontáneamente y preferirías renegar de tu mejor amiga antes que decir que no porque estás sin depilar. Pues no te cortes, ataca porque a ellos no les echa para atrás una pelusa en tus piernas o en otras partes. Incluso a veces resulta mucho más morboso encontrar una porción de vello. Mientras no sea el bosque de Sherwood Forest estará bien.
2.-Si tu olor corporal no es exactamente el de rosas de Bulgaria. Aceptará que saliste de casa por la mañana y hay zonas que huelen de forma natural a cuerpo humano no recién duchado. Tampoco saldrá huyendo si se presenta la ocasión de un desahogo sexual a las siete de la tarde.
3.-Es tontería callarse cuando a una no le gusta lo que está ocurriendo. A ellos no les molesta que les indiques suavemente que paren o rectifiquen la postura o lo que se traigan entre manos. Hay diferencia entre indicarlo con delicadeza y soltar una orden que paralice a un ejército en plena batalla.
4.- No te preocupes por llegar al orgasmo con precipitación. Disfruta y no pienses que él lo está pasando difícil en su tarea de hacer que lo logres. Elimina esa idea de tu cabeza y siente lo que haces, sólo así conseguirás liberarte de la idea de quedar bien.
5.- Tampoco es que tus gritos y celebraciones lleguen al vecino del bloque contiguo, pero si hablas o gimes no será motivo de aplazar un orgasmo, unas posturas excitantes y una apoteosis final para el recuerdo. Ellos agradecen el ardor siempre que no repitas mil veces seguidas lo bien que te lo estás pasando. Cansa.
6.- Prefieren que estés húmeda pero en caso de que te hayas quedado en shock y te cueste lubrificar de forma natural, ellos recurren al gel o directamente a la salivación. No hay acto más morboso para muchos y muchas y que salva penetraciones incómodas. Relax.
7.- Pongas la cara que pongas, es probable que ni la vean. Están tan ocupados en las maniobras orquestales que aunque parezcan mirarte, en realidad sólo están concentrados en el más allá, aunque estén pegados a ti. Tu rostro queda algo desdibujado en esos momentos, así que sé tú misma sin contemplaciones.