Parece ser que sí. En esto del sexo, como en otros muchos órdenes de la vida, el tamaño importa y en este caso a los hombres les gustan más los pechos generosos que pequeños. La mayoría rechaza esta teoría con la boca más bien pequeña dado que los varones tienen más desarrollado el sentido visual y por lo tanto, ver unos senos importantes es un buen motor de arranque para el acercamiento erótico y sexual.

Hay mil teorías sobre ‘la pechonalidad’ que acompañan al debate, entre ellas la que distingue a hombres solteros como verdaderos fans de mujeres que tienen una gran delantera. Los casados cuando se separan siguen prefiriendo escotes generosos por mucho que durante su etapa en pareja hayan minimizado la importancia de esta parte de la anatomía femenina.

Los senos, como las caras de las personas, son diferentes en cada mujer. Y la naturaleza es caprichosa a la hora de conceder abundancia o escasez, dado que hay cuerpos pequeños en los que destaca sobreabundancia de pechos y mujeres de grandes dimensiones con senos pequeños, cosa que resulta estéticamente desproporcionado. No hay que olvidar que uno de los cambios que más inciden en el tamaño de los senos es la lactancia, cuando en ocasiones triplican el tamaño. Para las que tienen poca delantera supone una alegría verse con varias tallas de más pero en el caso de contar con abundancia previa, amamantar supone una fase realmente cambiante y a veces, exagerada. Afortunadamente regresan a su estado anterior una vez finaliza este periodo.

Por eso en el sexo los pechos se convierten en un elemento erótico importante, dado el placer que supone para la vista y tacto masculinos. Y como las mujeres conocen bien la influencia de estar bien provista a todos los niveles para ellos, además de que una talla más bien generosa viste mejor, las mamoplastias están a la orden del día. Ellas aducen falta de autoestima y querer reparar los estragos de los embarazos, pero realmente en algunas mujeres verse con pechos grandes y bien formados es una cuestión estética que redunda en beneficios tanto de estética como de sex appeal. Y una vez en la intimidad, satisface tanto a ellos como a ellas.

Sin embargo los pechos pequeños también tienen sus seguidores, pero no nos engañemos, son los menos. A pesar de que la moda y la publicidad no fomentan la rotundidad de los senos en las mujeres, la imaginería popular y los gustos de la calle son otra cosa. No olvidemos que el sexo no siempre ha de ser estético porque participa de otras características como es el morbo o el fetichismo, y éstos no están sujetos a la belleza ni a la perfección, sino a veces a lo contrario.

Es un título de película de finales de los 80 pero refleja perfectamente lo que es una mezcla de parejas o un intercambio, como se prefiera. Los avatares personales,  amorosos o sexuales pertenecen a la realidad cotidiana más de lo que creemos y no son ficción.

Intercambiar la pareja es algo que puede suponer un desliz, un descalabro o un verdadero escollo insalvable en una relación, pero entre algunas parejas se ha puesto de moda el intercambio. Hay locales en las grandes ciudades que se dedican a este singular sistema de ocio donde la temática principal es acudir con la intención de conocer otras parejas e intercambiarse entre ellas.

Pero cuando no hay consentimiento con el compañero sentimental, buscar un extra fuera de la pareja y acudir a estos locales se convierte en un objetivo a alcanzar. Cuando esto sucede, el engaño o la mentira están servidos porque primero hay que buscar la persona en cuestión y acudir en horas de trabajo, por ejemplo, ya que estos locales abren desde el medio dia.

Imaginemos que ya lo tienes todo encauzado. Has descubierto el local donde cumplir esa fantasía que te tortura desde hace tiempo y tu pareja rechaza de plano, tienes convencida a la persona que sueña la misma fantasía que tú y hará de tu pareja para intercambiar, y te lanzas a la aventura a las 5 de la tarde con la excusa de una reunión fuera de la oficina. Todo el esfuerzo ha merecido la pena porque has puesto un pie en la puerta de un infierno, pero te gusta.

La primera copa, las primeras miradas para observar el ambiente y sacar información de lo que allí ocurre y claro, si es la primera vez que lo ves, no dejas de sentir un poco de pudor y un mucho de vergüenza. En ese momento lamentas haber dejado de fumar y te aferras a tu copa como si fuesen las llaves de tu casa, no la sueltas de puros nervios.

Por el contrario, a la vista de las primeras escenas explícitas de sexo, adviertes que eso es lo que estabas buscando, la fantasía de tener sexo en público, o delante de voyeurs, aunque no sea en mitad de la Gran Vía. Todo va sobre ruedas y tu pareja para la ocasión comparte las mismas sensaciones, se va calentando el ambiente y comienza la inspección de posibles intercambios.

Y de repente, mala suerte…un compañero de trabajo te está mirando fijamente con la mandíbula desencajada y tú a él. Habrá tenido la idea de grabarme con el móvil? Y quieres que la tierra se abra y te trague, claro.

Las abuelas dirían que dos que duermen en un mismo colchón, terminan siendo de la misma condición.

Para los estudiosos de la física cuántica y de las disciplinas asociadas al estudio de la mente y el cuerpo como ‘un todo’, el intercambio de áurea que se efectúa cuando se realiza un acto sexual entre dos personas provoca efectos no sólo físicos sino que trascienden esa dimensión puramente carnal.

Por eso los amantes, los que se aman, cuando tienen un encuentro sexual, experimentan sensaciones más amplias e incluso más intensas que las personas que no mantienen sentimientos entre ellos. Eso no quiere decir que un coito entre personas sin relación amorosa por medio no sea satisfactorio, sino que las energías que se cruzan y las vibraciones que comparten no tienen la misma carga positiva o no tengan ninguna. La parte negativa de este intercambio puede estar en que este áurea que trasciende al acto físico, a la piel y a los fluidos, sea precisamente negativa.

Sería el caso de las personas que practican sexo por dinero, que algunas constituyen un vehículo para descargar un áurea no precisamente positiva. Prestar atención a la persona o personas con las que se comparte cama, dicen los estudiosos del karma, es importante para que las prácticas sexuales supongan un verdadero placer en toda la expresión de la palabra.

Y al igual que se lleva a cabo una higiene corporal correcta para mantener la salud y el bienestar, conviene limpiar el áurea igualmente para no albergar energías procedentes de un intercambio sexual poco propicio. Un baño marino o un baño con sales favorecen la limpieza, así como los masajes con aceites naturales son apropiados para tener a raya las malas vibraciones.

Sumergirse en agua, nadar y los baños de sol también contribuyen a la limpieza del áurea porque algunas bajas vibraciones no pueden resistir la luz solar. Somos seres energéticos y el sexo pone en conexión puntos vibratorios de gran relevancia, por eso supone una práctica que proporciona felicidad cuando existe relación sentimental entre la pareja. Se dice que el sexo con amor recorre todos y cada uno de esos puntos energéticos del cuerpo y la mente

Cuanta más atracción de carga positiva exista en el acto sexual, es decir, evitando los estados depresivos, violentos, egoístas o destructivos, más armonía y calma aportará a la persona. El magnetismo es inevitable, así que mejor alejarse del negativo.

A lo que vamos, que es cuando se presenta la ocasión de masturbar a tu pareja y quieres que sea inolvidable.

Puede que siempre que lo hagas, a él se le den la vuelta los globos oculares y los espasmos le transformen en un ser irreconocible para ti mientras dura su clímax, pero es que, bonita, la masturbación masculina produce estos rumbosos estertores que a las mujeres incluso asustan.

Y la cosa no es baladí porque a un hombre no se le olvida. Si antes se decía que a ellos se les conquista por el estómago, -algo que nos recuerda a las mujeres excelentes cocineras pero que resulta que ahora son ellos los cocinillas-, pues en los tiempos que corren, lo interesante viene de ser un amante perfecto. En este caso, la amante perfecta, ya sea de pareja estable o de una noche de viernes y si te he visto, no me acuerdo y menos de tu nombre.

Pero vayamos a la acción concreta que requiere un poco de gusto por ejecutarla –o parecerá la peor de tus condenas-, un mucho de emoción y a veces se piensa, por qué no decirlo, en que vendrá de vuelta una maniobra igualmente placentera a cambio, que nos compensará todo el “trabajito” empleado.

Para las parejas más puestas al día, usar algún modelo de vibrador lengua para alternar con la mano, lo termina haciendo un sublime acto sexual para matrícula de honor.

Pero no podemos olvidar que aquí la mano que procura el placer es la protagonista. Incluso las zurdas saben aplicar la técnica básica que no es otra que “tocar la zambomba” con alegría pero sin causar un derrame cerebral en la pareja. Vamos, aplicar un ritmo y una fuerza acorde con los gustos de quien lo recibe y que éste no espere quedarse sin su miembro de un momento a otro por la fuerza desmedida de la ejecutora. Se apela al erotismo más delicado de ella que le haga sospechar que sus movimientos con el pene están siendo felizmente recibidos. Tan sencillo como eso pero que requiere esa intuitiva técnica que toda mujer debiera aplicar.

Por no decir de incorporar a esta técnica de los movimientos rítmicos y acompasados con tenga egg incluido y su gel lubricante. ¿Qué quieres darle la temperatura que recuerda a la calidez del interior del cuerpo humano? Pues para eso está el calentador de masturbadores, un invento que va derecho a solucionar este aspecto.

Aparte de concluir que cualquier práctica fuera de la estricta penetración tiene categoría de masturbatoria, la más evidente que se realiza a in hombre es la que él mismo se aplica. Es decir, con la mano. Maniobras sexuales en la oscuridad, por ejemplo.